El otro Juan Diego, un indio al que se le apareció la Virgen en Tlaxcala

Juan Diego virgen
En Ocotlán, Tlaxcala, la virgen se apareció al otro Juan Diego. Foto: INAH/Getty

Es muy conocido que un 12 de diciembre, de acuerdo con la tradición, la Virgen de Guadalupe se le apareció al indio Juan Diego en el Cerro del Tepeyac; sin embargo, es menos sabido que también existió otro Juan Diego, al que se le manifestó también la Virgen. En Unotv.com te contaremos de esta historia que sucedió en Tlaxcala.

¿Quién era el Juan Diego tlaxcalteca?

De acuerdo con la tradición católica, Juan Diego Bernardino era un joven indio que ayudaba a los frailes y cuidaba a los enfermos; era natural del pueblo de Santa Isabel Xiloxoxtla y vivió durante una peste que azotaba la zona de Ocotlán, en 1541.

¿Cómo fue el encuentro entre la Virgen y Juan Diego?

De acuerdo con algunas páginas históricas y religiosas, en la primavera de 1541, Juan Diego Bernardino penetró en un bosque de ocotes en la orilla de una barranca. Angustiado por los estragos que la peste hacía entre los suyos en el pueblo de santa Isabel, resolvió recoger agua en el río Zahuapan, que corría por ahí cerca, para aliviar un poco el malestar de los enfermos.

De pronto, salió a su encuentro una hermosísima mujer que le dijo:

—Dios te salve, hijo mío. ¿A dónde vas?

Juan Diego se quedó atónito al contemplar la aparición. Luego se repuso y respondió:

 —Voy a llevarles un poco de agua del río a mis enfermos, que se mueren sin remedio.

La Virgen quedó prendada de la bondad del indio y contestó: —Ven conmigo, yo te daré otra agua con que se extinga el contagio y sanen no sólo tus parientes, sino todos los que bebiesen de ella, pues mi corazón ya no sufre tantas desdichas sin remediarlas —acto seguido, la virgen hizo brotar un manantial perenne y dijo a Juan Diego—: quien tome una sola gota de esta agua quedará completamente sano.

En la cumbre del cerro había una pequeña iglesia dedicada a San Lorenzo y le dijo:

—Avisa a los religiosos de mi parte que en este mismo sitio hallarán una imagen mía que quiero que sea colocada en la capilla de San Lorenzo.

Juan Diego llevó el agua a sus gente y contó el milagro a los franciscanos.

Éstos, después de meditar, enviaron al otro día a Juan Diego y lo siguieron sin que se diera cuenta. Mucha gente se añadió a la comitiva y, al llegar al ocotal, contemplaron como todos los árboles ardían sin consumirse, especialmente uno corpulento. Al otro día, el árbol fue abierto por la mitad y dentro de sus entrañas encontraron una hermosa estatua de la Virgen María.

El templo barroco

Actualmente, el templo (a 2 kilómetros de Tlaxcala) es conocido como el Santuario de Ocotlán. Dicho acontecimiento ocurrió, según la tradición, 10 años después de la aparición en el Tepeyac.

El portal Noticonquista señala que para finales del siglo XVII y durante el XVIII, el culto a la Virgen de Ocotlán se consolidó como una de las devociones marianas panregionales más importantes de la zona de Puebla-Tlaxcala.

Debido a este hecho, se construyó una basílica de estilo barroco que convoca a sus fieles para su fiesta que es el mes de mayo, conocida como la “Bajada de la Virgen de Ocotlán”, y a su paso se colocan tapetes de aserrín.

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