Navidad migrante en Yucatán: regalan esperanza con posada

| 00:14 | Kattia Espinosa | UnoTV

Durante la Navidad, niños migrantes en México viven una realidad agridulce: están lejos de sus familias y con un futuro incierto, pero en Mérida, Yucatán, encontraron un respiro gracias a la primera posada migrante del mes, organizada en un albergue local.

Entre piñatas, dulces, luces y regalos, decenas de niñas y niños migrantes celebraron una Navidad distinta. Para muchos, fue la primera vez que Santa Claus llegó hasta donde hoy viven, lejos de su país de origen, pero rodeados de personas que buscan darles un momento de normalidad y esperanza.

La celebración estuvo enfocada principalmente en los menores, quienes son los más afectados por el proceso migratorio. Niños de entre 3 y 12 años, que actualmente permanecen “estacionados” en Mérida junto a sus familias, compartieron juegos y sonrisas mientras esperan una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida.

Posada migrante en Mérida devuelve esperanza a niños y familias

Kelly Yulissa, migrante de Honduras, llegó a Mérida hace tres años con sus tres hijos. Gracias al acompañamiento de Pastoral de Movilidad Humana, logró regularizar su situación migratoria y hoy forma parte de esta comunidad que acompaña a familias migrantes durante fechas clave como la Navidad.

“La verdad se siente bien, se siente uno agradecido con la gente porque no cualquier gente lo apoya a uno”, expresó Kelly durante la celebración.

La migrante también compartió que, a lo largo de su vida, ha pasado la mayoría de las fiestas sola, sin convivir en familia, por lo que este tipo de encuentros tienen un significado especial, tanto para ella como para sus hijos.

Organizaciones como Pastoral de Movilidad Humana y la Fundación Alas trabajan de manera constante para ofrecer espacios seguros, dignos y humanos a familias migrantes que llegan a Yucatán en busca de mejores oportunidades.

De acuerdo con Enrique Puc, agente de Pastoral de Movilidad Humana, el objetivo es que los niños se sientan en casa, incluso en medio de la incertidumbre.

“Tener un lugar digno, un lugar seguro, donde los niños puedan tener todas esas necesidades cubiertas, sobre todo en tiempos de Navidad”, señaló.

Al final, los niños migrantes piden lo mismo que cualquier otro: un regalo, una sonrisa y un poco de Navidad. En Mérida, Santa no llegó en trineo, pero sí en forma de ayuda, empatía y humanidad.

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