La derecha avanza en América Latina por castigo al poder, no por convicción: especialista

| 21:04 | José Pablo Espíndola | Uno TV
Triunfo de Kast en Chile refleja voto de castigo por inseguridad y frustración social en América Latina, señala experto.
Fotos: AFP

El triunfo de José Antonio Kast en Chile se inscribe, según Antonio Michel, en una secuencia de cambios políticos que se han repetido en distintos países de América Latina durante los últimos años. Para el académico e internacionalista del ITAM, no se trata de un hecho aislado ni de un viraje ideológico homogéneo, sino de una reacción social frente a problemas que, asegura, no han sido resueltos por los gobiernos en turno.

Michel señala que, al observar el fenómeno desde 2019, es posible identificar un patrón que comienza con Nayib Bukele en El Salvador y continúa con liderazgos como Rodrigo Chávez en Costa Rica, Novoa en Ecuador, Mulino en Panamá, Milley en Argentina y ahora Kast en Chile.

El académico considera que, en muchos casos, los votantes no ubican estas propuestas dentro de un eje ideológico definido, sino que reaccionan al desgaste del régimen político existente.

Voto de castigo y ruptura con el statu quo

Michel explica que el denominador común en estos procesos electorales es el hartazgo, así que que la ciudadanía expresa su inconformidad a través de un voto de castigo, más que mediante una adhesión ideológica consciente.

“En realidad, muchas de las ideologías o de las propuestas que hacen estas figuras no es que la gente las ubique de inmediato dentro del eje de ideologías, sino que están cansados del régimen actual. Buscan un cambio. En la gran mayoría de los casos que ya mencioné, pareciera un voto de castigo. O sea, como alguien que exige que las cosas no están funcionando, quiero alguien que traiga orden”, opina.

Este cansancio, añade, empuja a los electores hacia opciones que prometen romper con lo anterior, incluso si representan el polo opuesto al que habían apoyado antes.

Uno de los ejes centrales que, según Michel, explica este viraje electoral es la preocupación por la seguridad. Dice que la expansión del crimen organizado y su impacto en la vida cotidiana generan una presión social que atraviesa fronteras.

“Es esta imagen del hombre fuerte, del hombre con mano dura, que trae orden en ciertos temas que generan inconformidad. Y principalmente el paralelismo que vemos en estos casos es una preocupación latente de la población en temas como la seguridad. Vemos que lo que hace eco en todos estos países es la preponderancia del crimen organizado y su incursión en los mercados lícitos, no solamente en los sectores ilícitos”, expresa el académico.

Y añade que la percepción de colusión entre autoridades y grupos criminales detona una reacción social marcada por el rechazo a la inseguridad, la extorsión, las desapariciones y la violencia.

Chile y la frustración tras el estallido social

En el caso específico de Chile, Michel sostiene que el triunfo de Kast no implica necesariamente un rechazo a la izquierda como ideología, sino una respuesta a expectativas que no se cumplieron tras el estallido social y el gobierno de Gabriel Boric.

“Después de este estallido social que venía en la izquierda joven con Boric, que ofrecía más derechos, más inclusión, un nuevo pacto social, pero en la vida, en el día a día, lo que muchos chilenos sintieron fue más inseguridad, más desorden, más migración irregular. Entonces, cuando la expectativa es muy alta y no se cumple, la frustración es más grande. Así que no es que sea un rechazo a una cierta ideología, sino priorizar el orden”, defiende el académico.

Desde su perspectiva, el problema no fue la agenda social en sí, sino la subestimación de temas como la seguridad y la economía.

Michel asevera que parte del atractivo de estos liderazgos radica en la forma en que comunican sus propuestas. Que, frente a discursos largos o explicaciones técnicas, las respuestas directas suelen conectar mejor con el electorado.

“Cuando la izquierda duda, titubea o explica demasiado, la derecha, sobre todo esta ultraderecha, ofrece respuestas simples y directas. Es como que una mano dura comunica mejor que reformas complejas. Entonces, cuando el Estado parece perder el control, el electorado se va de los modelos ideológicos y empieza a buscar resultados inmediatos y diferentes”, argumenta.

A su juicio, esta dinámica no es exclusiva de Chile y podría repetirse en otros países con elecciones próximas.

¿Son la misma derecha en todos los países?

Antonio Michel explica que si bien hay similitudes entre el tipo de gobiernos de derecha que están llegando al poder en América Latina, no se pueden homogeneizar. Lo que sí podemos ver como hilo conductor son las necesidades en los temas como seguridad, migración y economía que existen en la región.

“Si tomamos como punto de arranque 2019, el momento Bukele en El Salvador, de nuevo era este hombre fuerte que gana como externo y rompe con los partidos tradicionales. El tema de seguridad se vuelve como el eje absoluto de su campaña y de ahí hay como un impacto regional. En Costa Rica con Rodrigo Chávez vemos también que es un país históricamente moderado y Chávez llega con un discurso anti elites, de nuevo atendiendo la parte de economía, confrontación con prensa, énfasis en orden y eficiencia; no es que sea ultraderecha, pero sí es como una mano más dura, como un liderazgo fuerte“, expresa.

En Panamá con Mulino Quinter, un exministro de seguridad, dice Michel, trae consigo una narrativa de mano dura y el patrón se repite otra vez: el tema de la seguridad prevalece sobre la ideología. En Ecuador toda la violencia que hubo en la última elección presidencial fue lo que puso de relieve la importancia de tener un cambio y aunque no es ultraderecha, de nuevo el patrón que vemos es que su credibilidad nace del uso de fuerza, “es un ejemplo de que el crimen organizado es un gran motor en esta preocupación que tiene la gente”.

“Vemos en Argentina que hay un voto de castigo hacia el peronismo y hay un salto al vacío ideológico. El Estado deja de ser una solución y es un problema; entonces, ahora Javier Milei viene con medidas más extremistas para dar soluciones y como empiezan a verse resultados, o por lo menos unas decisiones radicales, llaman la atención porque están haciendo algo de nuevo opuesto a lo que se estaba haciendo y eso empieza a permear en la región. Yo no diría que todos sean de la misma tela, de ultraderecha, sino que tienen problemas similares“, reafirma.

En Chile, los temas se repiten: seguridad, migración y un rechazo a lo que había hecho la izquierda, pero Michel insiste en que no es que haya una ultraderecha que se está mimetizando en América Latina, sino que están espejeando liderazgos duros que atienden una inconformidad y una desesperación. “Yo no diría que se puede homogeneizar la derecha en la región, sino que es parte de un oleaje”, agrega.

Jóvenes, entre el desencanto y la búsqueda de orden

Sobre el papel de los jóvenes, Michel reconoce que tradicionalmente se inclinan hacia posturas progresistas, pero afirma que el contexto actual ha modificado sus prioridades.

“No es que de repente los jóvenes digan, ‘prefiero la derecha extrema porque me identifico más con esa ideología’, sino que dicen, ‘igual no podemos salir a las calles a este desorden, estar criminalizado en todos estos aspectos de mi vida, la economía no levanta, yo estoy buscando trabajo, los sueldos no levantan. No me importa quién sea, pero que alguien ponga orden y responda a esto que estoy buscando’”, comenta.

Además, que la influencia de redes sociales y la visibilidad de casos como El Salvador o Argentina refuerzan la percepción de que ese tipo de medidas podrían replicarse en otros países.

Michel subraya que estos cambios no se limitan a las fronteras nacionales, porque los liderazgos políticos se observan, se apoyan o se rechazan entre sí, y que eso influye en la percepción ciudadana.

“Cuando de repente la gente dice, ‘tenemos un gran problema de seguridad, ve lo que está haciendo Bukele’, hay gente que pueda decir, ‘lo que está ocurriendo allá, yo quiero que pase en mi país’, y eso me impulsa a votar hacia este que se identifica con tal líder”, opina.

Y advierte que muchos de estos gobiernos llegan al poder con un margen reducido para mostrar resultados, pese a enfrentar problemas estructurales que no se resuelven de inmediato.

Michel insiste en que no observa una identificación profunda con la ultraderecha en América Latina, sino una reacción a problemas persistentes no resueltos.

“No es que haya una identificación con la ultraderecha en América Latina por una convicción forzosamente, sino desde la desesperación derivada de la frustración por las causas no resueltas y por los temas que están latentes, donde ya no son cifras, ya no son números ni datos, sino como el rostro humano de estas situaciones”, asegura.

El académico del ITAM concluye que los desafíos de seguridad, economía y migración son problemas compartidos que requieren coordinación regional, más allá de afinidades ideológicas, y advirtió que mientras no se atiendan, el voto pendular y el descontento seguirán marcando el rumbo político de la región.

Sigue a Uno TV en Google Discover y consulta las noticias al momento.

Etiquetas: , ,