Amenaza arancelaria de Trump revela crisis en el Río Bravo, alertan expertos
La amenaza arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para exigir a México el pago del adeudo de agua del Tratado de 1944, evidenció la gravedad de la crisis hídrica en la Cuenca del Río Bravo, advirtieron especialistas.
Crisis en la Cuenca del Río Bravo
La directora del Foro Permanente de Aguas Binacionales, Rosario Sánchez, explicó que la cuenca enfrenta un nivel histórico de estrés hídrico debido a la sobreexplotación y la falta de disponibilidad suficiente para cumplir con los compromisos internacionales.
“El agua ya no sobra, en pocas palabras. No hay sobrantes en la cuenca, ése es el problema que tenemos ahorita. Estamos llegando a un antes y después de la cuenca del Río Bravo”.
Rosario Sánchez, directora del Foro permanente de Aguas Binacionales
En los últimos 25 años, estudios han mostrado una sobreexplotación del 50% tanto en aguas superficiales como subterráneas, lo que ha profundizado la sequía y reducido la capacidad de recuperación del sistema.
Pago de agua agravaría desabasto
Sánchez explicó que usar el agua disponible en presas internacionales, así como en los tributarios, implicaría quitar el recurso a sectores agrícolas, industriales y domésticos en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
“Ahorita mover el agua, la disponibilidad que tenga México en las presas, tanto internacionales, como de los tributarios, que por cierto ya se pueden utilizar también para saldar la deuda, significa quitar el agua de un usuario para pasárselo a otro”.
Rosario Sánchez, directora del Foro permanente de Aguas Binacionales
Mover agua de presas que están apenas al 40% de su capacidad comprometería el abasto futuro y generaría tensiones internas entre estados que dependen de esta fuente para consumo y producción.
Apuesta fallida por huracanes y riesgo binacional
Expertos afirman que durante los últimos 20 años, México apostó por un huracán que rellene las presas internacionales y así saldar la deuda hídrica con Estados Unidos. Sin embargo, el aumento de la temperatura, la evapotranspiración, el crecimiento poblacional, industrial, y la demanda agrícola, advierten un panorama desalentador que obliga a ambos países a cooperar y revalorar el tratado, respecto de los niveles reales de la cuenca.
“El problema es la demanda, el consumo y la incertidumbre de las próximas lluvias. No podemos controlar el clima, no podemos atenernos al clima, si podemos controlar la demanda, pero ahí es un hueso duro de roer”.
Rosario Sánchez, directora del Foro permanente de Aguas Binacionales
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