Huachicolazo golpea a Marina y exhibe corrupción del Estado

| 01:50 | Redacción | UnoTV

El huachicolazo revelado en los últimos días representa un “presunto fraude” que alcanza cifras históricas: un daño de 500 mil millones de pesos a la recaudación del SAT en el sexenio anterior.

En su participación semanal con José Cárdenas, Carlos Elizondo recordó que esta cantidad equivale a lo que el gobierno busca recaudar en siete años de impuestos a bebidas azucaradas. Para él, se trata de un ejemplo claro de cómo la corrupción vacía las arcas públicas mientras la ciudadanía asume nuevas cargas fiscales.

Huachicolazo y la Marina en el centro del escándalo

Lo más grave, apuntó, es que la operación ilegal habría funcionado desde el corazón de la Secretaría de Marina, con participación de funcionarios cercanos a la cúpula. El esquema, dijo, era sofisticado: buques entraban al país reportando aceites, pero en realidad distribuían combustible ilegal en gasolineras.

El costo no es solo económico: también afecta al prestigio de la Marina, considerada por años la institución de mayor confianza en materia de seguridad. “El comportamiento criminal de unos cuantos no debería dañar su imagen, pero para recuperarla tienen que ir hasta el final, caiga quien caiga”, afirmó.

Elizondo subrayó que la presidenta enfrenta un dilema: permitir que la investigación suba hasta las más altas esferas o frenar para evitar un riesgo político. Recordó que, bajo la lógica de responsabilidad de mando, el escándalo podría salpicar hasta al “inquilino de Palacio Nacional”.

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El control de daños, dijo, no puede limitarse a narrativas políticas. Si el gobierno solo entierra el caso, enfrentará presiones internacionales, especialmente de Estados Unidos, que exige un socio capaz de contener al crimen organizado dentro del aparato estatal.

El huachicolazo exhibe lo que ocurre cuando instituciones militares asumen tareas ajenas, como aduanas y aeropuertos, sin mecanismos de transparencia ni contrapesos. Para Elizondo, el mensaje es claro: mientras el poder se concentre y la corrupción se tolere, la frontera entre Estado y crimen se vuelve cada vez más delgada.

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