Continuidad y rupturas en el primer año de Sheinbaum
El analista Jesús Silva-Herzog Márquez hizo un balance del primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum, donde resaltó claroscuros: por un lado, la lealtad a las tareas heredadas por López Obrador, y por otro, ciertos deslindes que muestran un estilo propio, más calculador y frío que el de su antecesor.
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Para Silva-Herzog, la mandataria ha cumplido cabalmente con las reformas pendientes: la judicial ya aprobada, la desaparición de organismos autónomos en marcha y la reforma electoral prevista para 2026. Estos cambios, señaló, buscan reducir contrapesos y concentrar el poder en el oficialismo.
Continuidad y rupturas en el primer año de Sheinbaum
El académico subrayó que Sheinbaum se mantiene fiel a la línea de su mentor, pero con diferencias notorias. En seguridad, dejó atrás el lema de “abrazos, no balazos”, y en el caso de los escándalos de corrupción, como los vinculados a Adán Augusto López, prefirió no salir en defensa inmediata. “Hoy no invirtió un peso en protegerlo”, dijo Silva, lo que refleja un estilo menos protector y más distante frente a los suyos.
También señaló que, a diferencia del expresidente, la mandataria no tiene carisma ni la facilidad comunicativa que caracterizó a López Obrador. Sin embargo, compensa esa falta con lo que él describe como “cabeza fría”, una política de cálculo y estrategia que le ha permitido incluso enfrentar con cierta firmeza a Donald Trump en la relación bilateral.
El riesgo de mayor autoritarismo
Silva advirtió que la propuesta de reforma al amparo, impulsada por la propia Sheinbaum y elaborada por Arturo Zaldívar, representa un retroceso: limita la defensa de los ciudadanos frente al poder del Estado y no forma parte de los encargos de López Obrador, sino de una agenda nueva y regresiva.
El analista cerró con una reflexión: aunque reconoce que votó por ella, exige más carisma, ingenio y fibra política, pues el contraste con el estilo comunicativo de López Obrador es inevitable. Lo que sí queda claro, insistió, es que Sheinbaum ha mantenido la unidad de Morena con firmeza y dosis de autoritarismo.
Con apenas un año en el cargo y cinco por delante, el camino de la primera presidenta de México se perfila entre continuidad, cálculos estratégicos y la concentración del poder en el oficialismo.
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