¿Quiénes son los “hombres cero”? ¡Cuidado! Podrías ser uno

Para Israel, no asumir responsabilidades en el hogar y en la crianza de los hijos era algo normal. Sin saberlo, era un “hombre cero”.

“Yo ya colaboraba con traer dinero, al igual que mi pareja, pero las actividades domésticas y de crianza no las conocía a fondo; entonces me deslindo de ellas al omitir mi responsabilidad, no me daba cuenta que también tenía que participar”.

Comentó Israel a Unotv.com.

El término no es nuevo: fue durante el confinamiento por la pandemia cuando tomó relevancia, de acuerdo con Alejandra Sepúlveda, de la agrupación Pan y Rosas México.

“La pandemia visibilizó las enormes cargas hacia las mujeres; específicamente en el rubro del cuidado, donde los hombres colaboran en las tareas del cuidado”.

Dijo.

Magali vivió con un “hombre cero”; después de tres años de relación optó por separarse, pues asegura que la carga y estrés vuelven insostenible la convivencia.

“Tú no puedes estar mal, tú no te puedes enfermar porque tienes que estar para la casa, para los hijos, para esa persona. Es una situación bastante pesada, desgastante”.

Comentó la mujer.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) 2019, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en promedio las mujeres trabajan 6.2 horas más que los hombres en labores remuneradas y no remuneradas.

“Son conceptos que se han construido de forma social, no es que tengamos algo que por naturaleza nos haga tener ese tipo de habilidades, sino que nos tenemos que adaptar”.

Comentó Josh Espinoza, de la agrupación Pan y Rosas México.

Esta sobrecarga de responsabilidades por tener un “hombre cero” limita el desarrollo de las mujeres, pues, a decir de los expertos, la responsabilidad debe ser compartida y no repartida por cuestiones de género.  

“A mí se me da administrar y a ti se te da cocinar, a lo mejor tenemos repartición de tareas, pero no con base en género, eso va a hacer que a nadie le pese”.

Aseguró Ana Estrada, directora de Brújula Interior.

En el caso de Israel, la ayuda profesional y el constante trabajo interno han modificado su conducta.

“Entendí que era una responsabilidad conjunta de las personas que vivían en el hogar; por lo tanto, también empecé a contribuir poco a poco; ya lo hago por mi decisión, no porque yo esté haciendo un favor”.

Narró.

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