Muere el arquitecto Frank Gehry; su empresa colaboró en la fachada del Museo Soumaya

El arquitecto Frank Gehry, considerado uno de los mayores exponentes de la arquitectura contemporánea y maestro del deconstructivismo, murió este viernes a los 96 años en su casa de Santa Mónica, en California, tras una breve enfermedad respiratoria, informó su oficina mediante un correo electrónico.
Su empresa Frank Gehry Technologies colaboró con ingenieros mexicanos de Grupo Carso, en la solución del recubrimiento de aluminio de la fachada de Museo Soumaya en Plaza Carso.
Su arquitectura cambió la manera en la que vemos los edificios y cómo imaginamos las ciudades.
Es reconocido por una carrera marcada por diversas obras emblemáticas además del Museo Soumaya, como el Museo Guggenheim de Bilbao, el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles y la Fundación Louis Vuitton en París, Gehry fue uno de los llamados “starchitects”, un grupo de arquitectos de élite integrado también por figuras como Renzo Piano, Rem Koolhaas y Norman Foster. Aunque su fama fue mundial, el propio Gehry expresó en distintas ocasiones su rechazo a esa etiqueta.
Frank Gehry y su impacto en la arquitectura contemporánea
Gehry fue una de las figuras que popularizó la arquitectura contemporánea a nivel global. Su estilo se caracterizó por el uso de formas irregulares, volúmenes curvos y fachadas metálicas que rompieron con las líneas tradicionales de la arquitectura moderna.
Uno de los ejemplos más reconocidos de su audacia creativa es la Fundación Louis Vuitton, en París, cuya estructura se compone de grandes superficies de cristal en forma de “velas”. Su influencia fue tal que incluso llegó a aparecer como personaje en la serie animada “Los Simpson”, reflejo de su impacto en la cultura popular.
En entrevistas, Gehry defendió su manera de diseñar y diferenciar su obra de construcciones sin sustento técnico. “Hay personas que diseñan edificios que no son técnica ni financieramente buenos, y otras que sí lo hacen. Son dos categorías, simple”, declaró en 2009.
De Canadá a Estados Unidos: los orígenes de Frank Gehry
Frank Gehry nació como Frank Owen Goldberg el 28 de febrero de 1929 en Toronto, Canadá, dentro de una familia judía. A finales de la década de 1940 se mudó a Estados Unidos, donde posteriormente cambiaría su apellido para evitar convertirse en blanco del antisemitismo.
Estudió arquitectura en la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles, donde se graduó en 1954, antes de enlistarse en el ejército estadounidense. Continuó sus estudios de planificación urbana en la Universidad de Harvard, aunque no concluyó el programa.
Entre 1952 y 1966 estuvo casado con Anita Snyder, con quien tuvo dos hijos. En 1975 contrajo matrimonio con Berta Isabel Aguilera, con quien también tuvo dos hijos.
El inicio de su carrera y el desarrollo de su estilo
Su carrera profesional comenzó en el despacho del arquitecto Victor Gruen, pionero del diseño de centros comerciales en Los Ángeles. Posteriormente, se trasladó a París, donde trabajó con André Remondet.
A su regreso a California, abrió su propio estudio a principios de la década de 1960. Durante los años 70 y 80, su obra comenzó a tomar mayor relevancia, especialmente en el sur del estado.
Cercano a la escena artística vanguardista “funk” de California, desarrolló un estilo deconstructivista y experimental, difícil de encasillar. Muchas de sus construcciones, con fachadas metálicas de formas irregulares, sólo pudieron materializarse gracias al uso de herramientas avanzadas de diseño por computadora, tecnología que Gehry adoptó plenamente.
Uno de los ejemplos más claros de esta etapa es la remodelación de su propia casa en Santa Mónica, realizada en 1978, donde el metal corrugado envuelve una vivienda original de la década de 1920.
En 1989, su trayectoria fue reconocida con el máximo galardón de la arquitectura: el Premio Pritzker.
El “Efecto Bilbao” y su consagración mundial
Casi una década después del Pritzker, Gehry presentó lo que se convertiría en su obra más emblemática: el Museo Guggenheim de Bilbao, inaugurado en 1997.
El edificio, construido con piedra caliza, vidrio y paredes curvas recubiertas de escamas de titanio, se convirtió en uno de los proyectos más reconocibles del mundo. Su colega, el arquitecto estadounidense Philip Johnson, lo describió como “el mejor edificio de nuestro tiempo”.
La obra transformó el antiguo corazón industrial de Bilbao y atrajo a visitantes de todo el mundo, dando origen al término “efecto Bilbao”, utilizado para describir cómo la arquitectura puede convertirse en un motor de renovación urbana y económica.
Tras conocerse su fallecimiento, la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, que utiliza el Walt Disney Concert Hall, expresó en la red social X estar “devastada” por la pérdida de un arquitecto de “imaginación audaz”.
Innovación tecnológica y arquitectura de formas imposibles
Durante décadas, el uso de formas redondeadas y curvas fue evitado por muchos arquitectos debido a las dificultades técnicas y al incremento en los costos de construcción. Gehry rompió con esta limitación al adoptar software de modelado 3D, similar al utilizado por la industria aeroespacial.
Esto le permitió desarrollar estructuras complejas sin disparar los costos, manteniéndolos dentro de los márgenes que los promotores estaban dispuestos a pagar por edificios más convencionales.
Un ejemplo claro de esta etapa es el Centro Lou Ruvo para la Salud Cerebral de Las Vegas, cuyas paredes y ventanas parecen derretirse bajo el sol del desierto, una muestra de su enfoque innovador.
En 2019, Gehry resumió su filosofía de trabajo con una frase: “Me encanta trabajar. Me encanta resolver problemas”.
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