Siguen los paros en la UNAM: facultades que no han vuelto a clases

Tras los acontecimientos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las facultades de Odontología, de Medicina, Arquitectura y de Medicina Veterinaria y Zootecnia siguen en paro de actividades, mientras convocan a asambleas para definir si se reincorporan o mantienen la suspensión. Además, hace un par de días la Facultad de Química fue tomada por encapuchados que impidieron el retorno a clases y cuya comunidad estudiantil convocó a una marcha este viernes 7 de noviembre.
Planteles con suspensión de actividades
Estudiantes y personal de las mencionadas facultades acordaron el paro por tiempo indefinido conforme a sus asambleas. En el caso de Medicina y Odontología se señala que la suspensión persistirá hasta que se atiendan las demandas de seguridad y bienestar universitario. Si bien algunas de estas facultades ya habían regresado a clases presenciales, volvieron a paro ya que, no se habrían cumplido los acuerdos con las autoridades.
Mesas de diálogo y reanálisis de situación
La institución convocó a mesas de diálogo para abordar temas de salud mental, violencia y protocolos de seguridad al interior de los planteles. Las entidades que permanecen sin regreso evaluarán los resultados de estas reuniones antes de tomar una decisión final.
Impacto académico y protocolos de seguridad
El paro afecta la impartición de clases presenciales, lo cual ha llevado a algunas facultades a adoptar esquemas en línea o mixtos para los cursos que puedan continuar. Al mismo tiempo, se revisan los protocolos de acceso, vigilancia y apoyo psicológico para alumnos y personal.
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¿Por qué están en paro estas facultades en la UNAM?
Las facultades que permanecen en paro demandan seguridad, atención a casos de acoso, violencia de género y mejoras en infraestructura. Estudiantes denuncian falta de respuesta efectiva de las autoridades universitarias ante agresiones dentro de los planteles y exigen protocolos claros para garantizar su integridad. Además, solicitan mayor inversión en servicios psicológicos y espacios seguros, argumentando que los problemas de inseguridad, hostigamiento y carencias estructurales afectan su desarrollo académico y emocional.



