Baño de agua helada en Tokio, ritual para pedir fin del COVID-19

Además de pedir el fin del COVID-19, este ritual sintoísta de Tokio, Japón, también sirve para purificar en alma. Foto: Reuters.

Hombres y mujeres en Tokio, Japón, vestidos con taparrabos tradicionales y con túnicas blancas, aplaudieron y corearon antes de entrar en un baño de agua helada durante un ritual sintoísta (religión nativa que se basa en la veneración de los kami o espíritus de la naturaleza) en un santuario para purificar el alma y rezar por el fin del coronavirus (COVID-19).

Sólo una docena de personas participaron en el ritual anual en el Santuario Teppou-zu Inari, reducido este año debido a la crisis del COVID-19, en comparación con más de cien a principios de 2020. En Tokio no se permitió la presencia de espectadores en el evento: las imágenes le dieron la vuelta al mundo, al ver a las personas entrar en una piscina para completar el ritual contra el COVID-19 en Tokio.

Ritual contra el COVID-19 en Tokio

Tras hacer ejercicios de calentamiento y cantar bajo un cielo despejado con temperaturas exteriores de 5.1 grados Celsius, los 12 participantes (nueve hombres y tres mujeres) iniciaron el ritual entrando en un baño de agua fría y bloques de hielo. “Recé para que el COVID-19 llegue a su fin lo antes posible”, dijo Shinji Ooi, de 65 años, quien dirige a los feligreses Yayoikai del Santuario, en Tokio.

Japón lucha por contener un aumento reciente de las infecciones por COVID-19, y Tokio informó mil 494 nuevos casos el domingo. El Gobierno declaró el jueves un estado de emergencia limitado para Tokio y tres prefecturas vecinas, que cubre aproximadamente 30% de la población del país, en un intento por detener la propagación y mientras se realizan rituales para contrarrestar la emergencia.

Menos participantes en el ritual sintoísta hicieron que el agua estuviera más fría, dijo el participante Naoaki Yamaguchi, de 47 años:

“Normalmente tenemos más participantes en el ritual en Tokio y hace que la temperatura del agua sea un poco más cálida. Pero este año, solo había doce personas, así que (el frío) fue una locura. El santuario agregó el tema de ‘prevenir epidemias’ al evento anual, que se lleva a cabo el segundo domingo de cada año y cumple 66 años (en tiempos del COVID-19)”.

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