La narcocultura ya no alarma a los jóvenes: alertan riesgo de normalización y lanzan guía urgente

En México, la narcocultura dejó de ser un fenómeno marginal para convertirse en parte del consumo cotidiano de niñas, niños y jóvenes. Está en la música que suena en el celular, en las series que se reproducen en automático, en la ropa, en los símbolos y en los discursos que circulan sin filtro en redes sociales.
Detrás de esa estética atractiva hay un mensaje que preocupa: la glorificación de la violencia, el delito y el dinero fácil.
“No es entretenimiento inocente… y 50% de los jóvenes que tienen acceso a la narcocultura no la percibe como algo negativo”, asegura Adolfo “Fito” Torres, creador del movimiento Apaguemos la Narcocultura, en entrevista con Unotv.com.
“Es un mensaje que se va metiendo poco a poco en la cabeza de nuestros hijos, normalizando cosas que no son normales”, abunda.
La alarma: la mitad de jóvenes no ve mal la narcocultura
Adolfo Torres, quien fue diputado federal del Partido Acción Nacional (PAN), de 2018 a 2021, comparte los datos clave que encendieron las alertas y lo llevaron a tomar cartas en el asunto:
“El 30% de los jóvenes están dispuestos a trabajar para el narco si tienen una buena paga. Ese es el tema que más nos tiene que alarmar”.
La exposición a la narcocultura, advierte, es prácticamente total:
“El 100% de nuestros jóvenes tienen acceso a contenido de narcocultura: música y series en plataformas, videos en YouTube, imágenes en todas las redes sociales”.
El problema, explica, no es sólo el acceso, sino la forma en la que el algoritmo atrapa:
“Ven una imagen que parece inofensiva: un carro lujoso, una persona bien vestida. Se quedan viéndola porque les llama la atención. Pero resulta que eso, en muchas ocasiones, le está dando culto a una persona ligada a la delincuencia. El algoritmo los ‘cacha’ y empieza a atraparlos”.
De acuerdo con su diagnóstico, el 70% de los jóvenes ve este contenido de manera continua, y el 50% no lo percibe como algo negativo.
“Lo empiezan a ver con normalidad. No entienden qué es lo que está pasando. Cada vez el lenguaje es más explícito, las imágenes más violentas y no le ven nada malo”.
Una preocupación que nace en casa
Torres habla desde la experiencia personal. Ha sido funcionario público a nivel municipal, estatal y federal, y ha recorrido comunidades en diversas partes del país. Pero lo que más lo marcó fue el sentir de las familias:
“Cuando recorres México, siempre hay una preocupación en el entorno familiar. Las mamás te dicen: ¿qué hago con mi hijo? Ya no quiere estudiar, quiere trabajar. Y ahí está el miedo de que queden atrapados”.
El punto de quiebre llegó una noche, viendo las noticias con su esposa:
“Estábamos viendo lo que pasó en Teuchitlán, Jalisco, (hallazgo de restos óseos en rancho Izaguirre) y mi esposa me dijo: ya no quiero que seas funcionario público, porque si un día pasa algo así en Morelia y tú eres parte del Gobierno, no voy a tener cara para ver a la gente”.
A eso se sumó algo aún más cercano: “tengo un hijo de 12 años, Luis Adolfo, y de repente vi cómo estaba siendo atrapado por las redes sociales. Ahí es donde nace este proyecto”, cuenta.
Así nació Apaguemos la Narcocultura
La idea de una iniciativa que coadyuvara a reducir el consumo de la llamada narcocultura comenzó como algo íntimo y familiar:
“Empecé a escribir una pequeña guía con cosas que hacíamos en casa, en mis tiempos libres, en la fila del súper, en algún traslado”.
Con el apoyo de su esposa, ese ejercicio se transformó en una guía estructurada y luego en un movimiento con tres ejes:
- Una página en internet con ejemplos prácticos y videos para reducir el alcance de la narcocultura en los hogares
- Una guía con ejercicios claros para hacer en casa, en donde el diálogo con los menores es fundamental
- Una conferencia, para padres y jóvenes, de 20 minutos
El objetivo, en voz de Adolfo Torres, no es la prohibición, sino la concientización: “No queremos prohibir. Prohibir va a ser imposible, sobre todo en redes sociales. Lo que queremos es crear pensamiento crítico en los niños y en los jóvenes”.
Cultura sí, glorificación del delito no
Ante quienes defienden los narcocorridos como expresión cultural, Torres hace una distinción contundente:
“La cultura es un reflejo de lo que está pasando en la sociedad. Los corridos son parte de nuestra cultura, eso no lo podemos negar”, el problema surge cuando se cruza una línea peligrosa:
“Antes los corridos hablaban de héroes, de la Revolución, de la historia. Ahora se les suma el término narco y queremos hacer héroes a personas que están delinquiendo”.
La seducción, explica, está perfectamente diseñada:
“La música tiene un ritmo pegajoso, la imagen tiene colores vivos, la ropa es de marca. Todo eso atrapa, sobre todo, en una sociedad tan consumista”.
Redes sociales, videojuegos y reclutamiento silencioso
En la entrevista, Torres advierte que el reclutamiento de jóvenes por parte del narco ya no ocurre solo en la calle:
“Las redes sociales y hasta los videojuegos se están usando para captar jóvenes. Primero los hacen sentir parte de un grupo, les dan validación, y luego les empiezan a pedir pequeños trabajos”.
Por eso, aunque reconoce la importancia de la legislación, como la que prohíbe narcocorridos en los estados, insiste en que el principal filtro no es legal:
“El candado más importante es el de casa, y ese no está sucediendo”, por lo que, destaca, en su propio hogar aplican normas claras: “Los aparatos electrónicos se usan en lugares comunes. Nadie se los lleva al baño, empezando por papá”.
La clave es acompañar, no vigilar: “cuando ves lo que están viendo tus hijos, puedes preguntarles: ¿qué te hace sentir esta canción?, ¿esta imagen?, ¿por qué la compartiste?”, destaca.
La guía: apagar desde la conciencia
Uno de los ejercicios centrales de la guía de Apaguemos la Narcocultura es el semáforo de contenidos:
“A cada contenido le ponemos un color: verde, amarillo o rojo. No significa dejar de verlo, sino analizar cómo aborda la violencia”.
También propone ejercicios en escuelas: “Poner un narcocorrido y detenerlo por estrofas: ¿qué te hizo sentir?, ¿qué dice aquí?. Muchos jóvenes dicen: no me había dado cuenta de que decía eso”.
Ahí, dice, es donde empieza a apagarse la narcocultura.
Un llamado urgente a padres, escuelas y Gobierno
El exdiputado panista Adolfo Torres reconoce que el Gobierno debe involucrarse más ante el inminente crecimiento de la narcocultura:
“Hace falta trabajar mucho más en las escuelas, recuperar valores, preparar a los maestros para que sepan cómo abordar estos temas”.
Pero insiste en que la primera acción es inmediata y doméstica:
“Hoy, lleguen a casa y platiquen con sus hijos sin juzgarlos. Pregúntenles qué piensan de la narcocultura. Esa primera conversación puede encender una alarma o confirmar que vamos bien”.
El paso a paso para frenar el consumo de la narcocultura:
- Apagar: dejar de consumir y difundir narcocultura en los espacios más cercanos, como el hogar y escuelas
- Impulsar alternativas: otras músicas, cine y demás expresiones culturales
- Conversar con familiares y comunidades sobre el impacto de la narcocultura.



