Después de la Consulta para enjuiciar a los expresidentes, que objetivamente fue un fracaso aunque para el presidente resultó un éxito, en el fondo lo que viene es la guerra sin tregua, a morir, contra el INE, enemigo público número uno de la 4T por sabotear el ejercicio de democracia participativa.
Además será el INE quien deberá también organizar la famosa consulta que realizará el presidente López Obrador para el siguiente año en donde se refrendará o no su mandato.
La principal ventaja, casi de las únicas que tiene el presidencialismo, que es conocer de antemano el período por el que va a gobernar y ser gobernado y se presta a que en lugar de asumir sus responsabilidades, el titular del Ejecutivo, pues dicte medidas populares con el fin de que se revoque su mandato.
Seamos claro aquí no es refrendar, es que se revoque o no. Vamos a votar porque se quede.
Si bien en las encuestas tiene alrededor del 60% de aceptación el presidente, no hay que perder de vista que si vemos el desempeño del gobierno, pues ahí sí sale reprobado prácticamente en todas las materias.