Adiós al rincón oscuro: jugando lotería, Edith ya piensa en un tequilazo tras lucha contra COVID-19

El Hospital Juárez en la Ciudad de México alberga historias de triunfo ante COVID-19. El umbral de la feliz recuperación es la esperanza ante la pandemia en México, ahí los pacientes esperan decir adiós al nosocomio.

Ahí los días pasan entre actividades recreativas que encabeza el personal médico. La lotería se convirtió en un pasatiempo para los sobrevivientes de COVID-19.

Edith Aguilar aún tiene en la nariz una pequeña manguera conectada al oxígeno. Pese a su diabetes, sobrepeso y elevada presión arterial, la mujer sobrevivió a COVID-19 y pronto volverá a casa.

Mientras llega el alta médica, Edith juega a la lotería en el área de convalecientes del nosocomio y piensa en un “tequilazo” que tomará cuando salga de tras haber ingresado a terapia intensiva el pasado 1 de julio.

“Ya estoy a un pasito de salir ¡Qué más quisiéramos que un tequilazo!”,

Dice desparpajada Edith, sin dejar de jugar a la lotería con sus dos compañeras de cuarto.

De 51 años, Edith se sumará pronto a las 184 mil personas sobrevivientes de COVID-19 en todo el país, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud.

Los sobrevivientes de COVID-19 esperan irse a casa pronto. Foto: AFP

Su hermano y su hijo la llevaron “a la fuerza” cuando ya no podía pronunciar palabra por falta de oxígeno. “Yo tenía miedo de que me mataran”, afirma Edith, que vive de una pequeña tienda de abarrotes.

“¡Ya me falta poquito para ganar!”,

Edith será parte de los sobrevivientes de COVID-19.

En los cuartos de convalecencia donde están los sobrevivientes de COVID-19, la iluminación, al menos, permite que los pacientes distingan mejor al personal de salud.

Algunos médicos y enfermeras se pegan en el pecho fotografías de sí mismos para que los pacientes los identifiquen entre trajes desechables, gafas de seguridad empañadas, mascarillas y gorros.

El ambiente en el área de los sobrevivientes de COVID-19 es de alegre ansiedad por abandonar el hospital.

Todas están felices porque Petra Romero, de 67 años, la más tímida del grupo, se cambiará en minutos la bata de tela áspera tras diez días de hospitalización y recorrerá el pasillo de los aplausos, ceremonia de despedida del personal médico para quienes son dados de alta.

Petra coincide con otro paciente en la salida y ambos se van sollozando.

“El mole de olla, Petrita, el mole de olla, no se te vaya a olvidar hacerlo cuando llegues a casa, y te acuerdas de nosotras cuando lo estés saboreando”, .

le grita Edith desde la cama que pronto dejará

La sala de los sobrevivientes de COVID-19 es la esperanza en medio de la pandemia causada por el nuevo coronavirus que apareció a finales del año pasado.

Con información de AFP

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