Estados Unidos revoca vuelos y endurece su relación aérea con México
La tensión en los cielos entre México y Estados Unidos subió de nivel, señala Javier Solórzano en su videocolumna. Washington decidió revocar vuelos y rutas desde territorio mexicano, una medida que expone las consecuencias acumuladas de decisiones unilaterales del gobierno mexicano en materia aeronáutica.
“La no construcción del aeropuerto de Texcoco generó muchas salidas que no han dado resultado”, afirma Solórzano.
Desde la cancelación del proyecto, México ha pagado miles de millones de pesos por un aeropuerto que nunca se terminó.
El AIFA —la alternativa impulsada por el expresidente López Obrador— no ha despegado como se prometió, y las aerolíneas siguen enfrentando pérdidas, costos logísticos y restricciones internacionales.
Solórzano considera que el punto crítico fue la decisión de trasladar toda la carga aérea al AIFA en 2022. Aunque el gobierno mexicano lo presentó como un avance, la realidad fue distinta: las aerolíneas tuvieron que absorber pérdidas millonarias y operar con rutas ineficientes.
“Les quitaron slots, les quitaron muchas cosas… cada uno tuvo que gastar cerca de 10 millones de dólares”, destaca Solórzano.
Pese a las advertencias de Estados Unidos y las peticiones de diálogo, México impuso los cambios “sin vuelta de hoja”.
Ahora, las consecuencias son evidentes: Washington revocó todos los vuelos desde el AIFA hacia su territorio y suspendió rutas adicionales desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
La medida también afecta nuevas conexiones, como la recién inaugurada ruta México–San Juan de Puerto Rico, operada por Aeroméxico, que ya fue suspendida.
A esto se suman los costos de remodelación del AICM y los pagos pendientes del proyecto cancelado en Texcoco, lo que agrava la crisis presupuestal del sector.
“Una más de las herencias pesadas que nadie quiere reconocer, pero que ponen en problemas muy serios a la industria aeronáutica y a la propia Presidenta”, opina Solórzano.
Estados Unidos dio un plazo de tres meses para corregir las irregularidades antes de la temporada alta de vuelos.
México enfrenta un reto técnico, diplomático y político que no se resuelve con declaraciones, sino con resultados concretos.
La frase final resume el tono del análisis: “No somos piñata”, dijo la Presidenta, pero el golpe viene de nuestros propios errores.
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