¿Cuáles son los beneficios de consumir probióticos, según expertos de Harvard?

En una sociedad que durante décadas ha librado una guerra contra las bacterias, resulta paradójico que hoy se hable de sus beneficios. Sin embargo, de acuerdo con expertos de Harvard Health Publishing, ciertos microorganismos vivos, conocidos como probióticos, pueden desempeñar un papel importante en la salud humana.
Los probióticos, cuyo nombre significa literalmente “para la vida”, son bacterias benéficas que se encuentran de forma natural en alimentos fermentados como el yogur y otros productos cultivados.
Su función principal es ayudar a mejorar el equilibrio bacteriano del cuerpo, tanto en el intestino como en otras partes, como la piel o la boca.
¿Qué hacen los probióticos en el cuerpo?
El organismo humano alberga una mezcla de bacterias buenas y malas. En condiciones normales, las bacterias benéficas superan en número a las dañinas, lo que favorece el buen funcionamiento del sistema digestivo e inmunológico, según Harvard, los probióticos pueden contribuir a:
- Mejorar la función del sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a defenderse de infecciones.
- Proteger contra bacterias hostiles, al crear una barrera física que dificulta su proliferación.
- Favorecer la digestión y la absorción de alimentos y nutrientes.
- Restablecer el equilibrio intestinal alterado por el uso de antibióticos, que eliminan tanto bacterias buenas como malas.
Este desequilibrio bacteriano suele provocar síntomas como gases, cólicos o diarrea. Por ello, los probióticos se han estudiado como apoyo en la prevención o tratamiento de afecciones como la diarrea, el síndrome del intestino irritable, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
Además, algunos probióticos ayudan a descomponer proteínas y grasas en el tracto digestivo, lo que resulta especialmente útil para bebés, niños pequeños o pacientes en recuperación tras una enfermedad.
¿Dónde se pueden encontrar probióticos?
Las principales fuentes naturales de probióticos son los alimentos fermentados, entre ellos:
- Yogur y otros productos lácteos fermentados
- Miso
- Tempeh
- Bebidas de soya
- Suero de la leche
- Leche fermentada
En estos alimentos, las bacterias se encuentran de manera natural o se añaden durante su preparación. También existen suplementos probióticos en forma de cápsulas, tabletas o polvo.
Cepas más comunes de probióticos
Harvard identifica varias cepas ampliamente utilizadas, entre ellas:
- Lactobacillus acidophilus
- Lactobacillus bulgaricus
- Lactobacillus casei
- Lactobacillus gasseri
- Lactobacillus plantarum
- Bifidobacterium bifidum
- Bifidobacterium lactis
- Bifidobacterium longum
- Enterococcus faecium
- Saccharomyces boulardii
Algunos productos comerciales utilizan cepas específicas con nombres comerciales, como Bifidus regularis, conocida científicamente como Bifidobacterium animalis DN-173 010.
Para que un yogur sea considerado probiótico, debe contener al menos una de estas cepas, además de Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, que son obligatorias en todos los yogures.
¿Funcionan los alimentos probióticos procesados?
En los últimos años, la industria alimentaria ha incorporado probióticos en productos como cereales, barras de granola, leche de soya, requesón, crema agria y fórmulas infantiles.
No obstante, Harvard advierte que muchas de estas afirmaciones se basan en estudios preliminares y que se necesita más investigación para confirmar si los beneficios se mantienen cuando los probióticos se añaden o procesan industrialmente.
Además, el calor puede destruir los cultivos vivos, por lo que la forma de preparación y almacenamiento es clave para su efectividad.
¿Vale la pena consumir probióticos?
El interés por los probióticos no es nuevo, a principios del siglo XX, el microbiólogo ruso Elie Metchnikoff relacionó el consumo de lácteos fermentados con la longevidad de ciertas poblaciones, como los búlgaros.
Desde entonces, la comunidad científica ha reconocido que estos alimentos no son perjudiciales y podrían ser beneficiosos, aunque aún falta evidencia concluyente.
Harvard recuerda que los suplementos probióticos no están regulados como los medicamentos por la FDA, y que no todas las cepas sirven para tratar todas las afecciones. Por ello, se recomienda consultar a un profesional de la salud, como un dietista o médico, antes de iniciar su consumo regular.
Incluir alimentos con probióticos en la dieta puede ser una opción segura y potencialmente benéfica, siempre como parte de una alimentación equilibrada y bajo orientación profesional.
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